
Utilizando frecuencias ultrasónicas inferiores a 2 MHz, y aprovechando la delgada escama del hueso temporal, Aaslid y cols investigaron por primera vez, en una serie de 50 sujetos sanos, las velocidades del flujo sanguíneo en las arterias cerebrales anterior, media y posterior. Definieron la ventana acústica como un área estrecha, por encima del arco cigomático, de 1 a 5 cm por delante de la oreja, y establecieron las bases para identificar las diferentes arterias del polígono de Willis. Observaron que, utilizando esta ventana acústica se lograba un ángulo de insonación agudo, de 0 a 30º, permitiendo determinaciones fiables de la velocidad, con errores máximos inferiores al 15%.
En este trabajo inaugural Aaslid destacaba la utilidad de la técnica para valorar la capacidad de colateralización del polígono de Willis o el vasoespasmo relacionado con la hemorragia subaracnoidea, así como su versatilidad, carácter no invasivo y posibilidad de repetición tantas veces como fuera necesario.
Veinticinco años y miles de artículos más tarde el Doppler transcraneal sigue siendo una técnica joven, llena de posibilidades y de futuro. Que lo veamos.
Feliz 2007 para todos.